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Hay dos cosas que un hombre debe hacer antes de morirse. Luchar por una buena causa y amar a una mujer. Yo estaba poniendo ahora todo mi empeño en el segundo aspecto de la cuestión. Besaba los labios de Virginia. Y era algo que valía la pena, porque los labios de Virginia eran rojos, gordezuelos, atractivos, seductores, húmedos… En cuanto al primer aspecto había luchado por buenas causas durante los últimos meses. Soy Kenneth Forrest, investigador privado, y mi ocupación favorita es la de impedir que los tipos que se creen muy listos para violar la ley, se crean muy listos. Piso cuellos de hijos de perra, narices de bastardos y, cuando las cosas se ponen difíciles, me dedico a la caza de ciertos pájaros de dos patas que quieren volar muy alto, olvidando al prójimo. Ustedes ya entienden a quiénes me refiero, a los peces gordos que atesoran millones sin importarles los medios de que se valen para llenar su hucha.