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El superintendente salió por la puerta de la Oficina de Empleos y gritó: —Se necesita un hombre en el rancho de Mac Cloy. Los que estaban esperando en la calle rugieron y se apiñaron ante la oficina. Comenzaron a darse empujones. Se escucharon protestas. Se produjeron cuatro peleas al mismo tiempo. Un tipo se elevó en el aire impulsado por una coz en la mandíbula y cuatro salieron escupidos por distintos puntos del grupo. Aquello fue preámbulo de una pelea general. Cada uno de los reunidos sacudía al compañero y trataba de abrirse paso hacia la Oficina de Empleos. Pronto se escucharon maldiciones de amargura, ayes de dolor y serias amenazas.
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