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Cuong Thai Hoc y Ngo Quang Dinh, son dos vietnamitas. Grandes amigos y compañeros de universidad. Hoc es un muchacho tímido y de origen humilde, a diferencia de Dinh, que tiene mucha personalidad y proviene de una familia poderosa. Hoc siempre ha tenido ideales democráticos, por el contrario Dinh simpatiza con el comunismo. Pero sus diferencias económicas y políticas no han sido obstáculo para su sincera amistad. Cierto día conocen en la universidad a Li, una muchacha preciosa de quien ambos se enamoran. Li se da cuenta de esto y para impedir que rompan su amistad, se hace amiga de ambos, no demostrando preferencias por ninguno. Si tenía una sonrisa para Hoc, de inmediato la compensaba con una palabra amable dedicada a Dinh, y los dos jóvenes eran felices con ese plátonico y compartido amor. Así vivieron sus días de universidad los tres, por casi dos años. Hasta que a fines de 1969 le llegó la orden de movilización del ejército survietnamita a Hoc. A Dinh nunca le llegaría, porque su familia se había cuidado de que eso no ocurriera. Dinh anunció de inmediato a los otros dos que, el mismo día que Hoc se fuera, él se uniría con la guerrilla Vietcong. Li y Hoc intentaron disuadirle, pero todo fue inútil. Es así, por culpa de una sucia guerra, que dos grandes amigos ahora en bandos distintos, deberán enfrentarse tarde o temprano. A principios de 1970 y debido a sus actos heroicos, Hoc es ya un teniente del ejército survietnamita. En estos momentos, avanza por la selva con un centenar de hombres, están cruzando por una zona pantanosa junto a un río, cuando de pronto suena el tabletear de una ametralladora pesada. Una docena de sus hombres son acribillados, y un soldado que estaba al lado de Hoc, cae con el cráneo destrozado y parte de la sangrienta masa encefálica salta hacia el rostro del teniente. Hoc ordena a sus hombres que se cubran tras los árboles. En su momentáneo escondite, piensa que probablemente sea Dinh quien dirija el ataque vietcong. ¿Saldría vivo de ésta? Nadie podía saberlo. La muerte era lo que más fácilmente se encontraba por esas tierras. Más fácilmente aún que las serpientes en la selva.