Iniciar Sesión o Registrar
Para marcar un libro como favorito primero debe iniciar sesión
Estaba amaneciendo. Era un frío y lívido amanecer. El cielo tenía maticesagrios, en la distancia, sobre los tejados de Londres. Un reloj desgranó unas cuantas campanadas que sonaronlúgubres, como tañendo a difuntos. Fueron seis. Seis campanadas rotundas, querebotaron en las piedras húmedas, con ecos sombríos. Las seis. Era la hora señalada. La hora de morir.
Para marcar un libro como favorito primero debe iniciar sesión