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Un amor de locos… y una vida de locos. Así califica la suya Marina, de la que puede decirse que sea cualquier cosa menos convencional. Y es que el hecho de que su madre, Susana, se haya quedado como un cencerro tras salir de un coma, no ayuda demasiado. Tampoco la situación de su mejor amiga y socia, Celia, parece muy normal. Cuando su madre le confesó en su lecho de muerte que era adoptada, apenas tuvo tiempo de soltar prenda sobre la identidad de sus padres biológicos antes de marcharse al otro mundo. En las cuestiones del corazón… lo dicho, igualmente de locos. Dos amigos que luchan por ellas y algún otro elemento en forma de antiguo amor platónico aderezan una historia ya de por sí bastante bien condimentada. ¿Se llevará alguno el gato al agua?