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¿Quién dice que el crimen no se paga? Un año atrás, Samantha Jellicoe se dedicaba a robar a los ricos para dárselo... ¡a sí misma! Pero ahora utiliza sus habilidades para el latrocinio en su consultoría de seguridad privada, tratando de recorrer el camino del éxito por su sexy multimillonario novio, Richard Addison, y preguntándose a sí misma si existe algo más tortuoso que localizar artefactos de incalculable valor... ¡sólo para devolverlos! De modo que cuando el Museo Metropolitano de Arte le pide ayuda, se lanza de nuevo a la palestra: Como mínimo, esta aventura le ayudará a evitar ese «pequeño», por decir algo, objeto brillante que Rick esconde en su bolsillo, y posponer otra especie de paseo... por el altar. Sólo cuando un letal adversario que va tras el mismo tesoro que Sam la convierte en su objetivo comienza a pensar que el «hasta que la muerte os separe» es quizá el menor de dos males..