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Slocombe, sargento de la policía de Texas, uno de los más calificados valores del Cuerpo por su audacia, su resistencia, su intuición y sus méritos, muchas veces probados, detuvo su brioso y bien cuidado caballo frente al rojizo ribazo que se erguía no mucho más dentro del sendero y se apeó. Avanzando unos pasos con firmeza, buscó entre las jaras algo que sabía que debía encontrar allí y lo encontró.Se trataba de un fámulo de piedras superpuestas en forma de tosca pirámide y en él, como remate, una tosca cruz. En el soporte, grabado a punta de cuchillo, había un nombre y una fecha."Aquí murió Jimmy Alexander, fue asesinado por Mike Forber, 24-12-1882."Víctor Slocombe se despojó del sombrero de amplias alas, dejando al descubierto la negra y brillante cabellera que adornaba su cabeza y miró al cielo radiante de un sol de infierno que abrasaba las carnes y resquebrajaba la piel; luego, se clavó de rodillas frente a la cruz y mentalmente rezó un padrenuestro por el alma del muerto. Habían transcurrido seis meses desde la nevada y fatídica noche en que, celebrando la festividad de la cristiandad en la soledad y la paz del hogar, Forber se presentó como una sombra negra abortada de la masa blanca de la nieve y a través de la iluminada ventana de la estancia introdujo, rompiendo el cristal, la negra boca de su seguro colt, y de dos certeros disparos acabó con la exuberante vida de Jimmy Alexander.