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La autora se alistó para combatir en la guerra de España en julio de 1936, junto con su marido, Híppolyte Etchebéhère, un militante revolucionario, quien fue puesto al mando de la columna motorizada de los milicianos del P.O.U.M. (Partido Obrero de Unificación Marxista). Murió un mes más tarde, en uno de los primeros enfrentamientos. Su mujer quedó entre los combatientes, y poco a poco fue tomando importantes responsabilidades. En condiciones espantosas, la columna del P.O.U.M. realizó proezas en Sigüenza y en las trincheras de la Moncloa, donde Mika fue promovida a capitán de la segunda compañía del P.O.U.M. Sus milicianos adquirieron gran reputación como combatientes de élite. Lo esencial de esta obra es la guerra explicada en su horror cotidiano. Pocas armas, pocas municiones, pocos alimentos, heridos, muertos y todos los tipos de hombres enrolados voluntariamente en la lucha, cada uno de ellos con su historia particular. Sin embargo, los franquistas van ganando terreno cada día. En un ataque suicida ordenado desde lo alto, es diezmada la segunda compañía del P.O.U.M. El libro acaba con Ja muerte de Clavelín, un voluntario de quince años que se convierte modestamente, sin frases, en el símbolo de esta trágica aventura.