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Producto del presunto fraude en las elecciones nace el M-19, donde el aspirante de su movimiento político es derrotado por el candidato del oficialismo en una elección calificada como fraudulenta o por lo menos dudosa, empezando su accionar a través de avisos en la prensa nacional retando al estamento establecido, tildándolos de gusanos y parásitos y a los militares dejándolos en ridículo con osadas acciones que le generan simpatías entre cierto sector de la ciudadanía, pero el más profundo odio del ejercito. Tras sucesivos golpes y las replicas de los militares, un escabroso y fallido proceso de paz con el gobierno, los subversivos gestan su plan en donde llevaran al Presidente a un juicio publico para lo cual se tienen que apoderar del símbolo de la justicia en el país, su Palacio, no contaron con la inteligencia del ejército, que seguía de cerca sus pasos y ya los tenían infiltrados, dispuesto a aprovechar esta oportunidad para darles un golpe mortal, poniendo todo su arsenal militar por primera vez en un combate dentro de la ciudad para propinarles una gran sorpresa en un edificio totalmente cerrado y un golpe superior al que los rebeldes pensaban dar al estado. Los guerrilleros saben que fueron a hacer... Los militares saben que se excedieron... Y, los políticos saben… Los políticos no saben nada...